jueves, 26 de marzo de 2015

Charla La Fundación: "Adolescentes e Internet"

Internet se ha convertido en el intermediario habitual mediante el cual los adolescentes se informan, se comunican, se relacionan, se expresan y se divierten. Según el Instituto Nacional de Estadística (2013), en España el 91,8% de los menores de 10 a 15 años son usuarios de Red. El uso preocupa tanto a las familias como a las administraciones, profesionales e investigadores. Lo que más les preocupa es la pérdida de privacidad, el contacto con desconocidos, aislamiento, etc. Hay que aadir nuevos problemas como el ciberbullying, grooming o sexting que han terminado por instalarse en nuestro lenguaje habitual.

El posible uso patológico suele cifrarse entre el 1% y el 5% a día de hoy sigue sin existir consenso al respecto, fundamentalmente por falta de unanimidad a la hora de determinar cual es realmente el problema a evaluar.

Dos son los grandes retos a realizar en este ámbito: uno a nivel de evaluación y a nivel de prevención.

A lo que se refiere a evaluación, no es fácil contar con datos de prevalencia válidos y fiables acerca de los usos de los adolescentes de internet, fundamentalmente por tres cuestiones: la primera es conceptual: ¿qué queremos evaluar? Clasificar de qué estamos hablando: ¿adicción a internet? ¿uso patológico? ¿uso problemático? ¿dependencia?. Cada estudio evalúa “realidades diferentes”. La primera tarea es alcanzar un consenso tanto en lo relativo a su denominación como a sus criterios definitorios. El hecho de que el propio DSM-5 no recoja la adicción a Internet como tal ( sino referida exclusivamente el juego online) hace que prudentemente buena parte de las investigaciones prefieren hablar de “uso problemático”.

Un segundo obstáculo tiene que ver con los instrumentos de evaluación, ¿con qué evaluar? A pesar de numerosas escalas y cuestionarios algunas sólo proporcionan datos descriptivos acerca de los hábitosde uso, actitudes, percepciones o prácticas de riesgo. Otras son concebidas con la intención de “estimar”, o no están adaptadas a la población adolescente.

Una tercera cuestión tiene que ver con el diseño muestral y el prodecimiento de recogida de datos utilizados. Muestras pequeñas, no representativas o extraídas de segmentos definidos vagamente (menores, adolescentes, estudiantes, jóvenes...) dificultan la comparación y la generalización. Además, el procedimiento de recogida de datos varía de un estudio a otro: una entrevista personal a domicilio, cuestionario autoadministrado y un formulario online. Nuestra contribución ha sido el desarrollo de una escala de screening del uso problemático de Internet entre adolescentes.

El segundo gran reto está relacionado con la prevenión, ¿qué podemos hacer?. Las acciones a este nivel constituyen una responsabilidad compartida: institucional, escolar y familiar. La administración y las diferentes instituciones han de involucrarse desde la promoción de programas preventivos, como desde el punto legal. Es necesario también que los centros escolares se conviertan en moduladores activos de las actitudes, percepciones y hábitos de uso de Internet. El acrónimo OCLA (observar, controlar, limitar y ayudar) trabaja la educación en valores y habilidades de vida así como la asertividad y la autoestima del adolescente son las mejores armas para el futuro.



Álvaro García

Catarina Lores

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